EL HALLAZGO

TRICENTENARIO DE PRESENCIA GUADALUPANA

 


Amilcar Briceño

CNP 13.661

 

El Culto a la Virgen de Guadalupe es antiquísimo, con 300 años de permanencia. La presencia amorosa y maternal de la morenita de El Carrizal, está certificada por los Obispos de Venezuela Don Félix Valverde en 1737 y Don Mariano Martí en 1773, quienes en visita pastoral, dejan prueba de que tanto el Lienzo como la tallita indígena, se encuentran ubicadas para la pública veneración en la ermita. De acuerdo con el relato de Monseñor Francisco José Iturriza Guillén (1940- 1980), quien después de escuchar a los pobladores de El Carrizal y sus alrededores, afirma que El Hallazgo del Lienzo de la Virgen de Guadalupe en el Estado Falcón, fue liderado por los Indígenas Caquetios, el 27 de Febrero de 1723, cuando iban a sus labores de pesca en las costas falconianas, a la altura de Muaco. Allí encontraron un baúl que contenía, entre otros objetos, un Lienzo con la hermosa imagen de una dama. Luego los indígenas llevaron el tesoro encontrado al Valle donde estaban asentados y con el paso del tiempo, el cura doctrinero, Don Pedro de Sangronis, les explicó que se trataba de la Virgen de Guadalupe aparecida en México y producto de la efectiva catequesis se lograron, para el 1 de Mayo de 1723, los primeros bautizados con los nombres de Juan Diego y Juan Bernardino. Ahora bien, según acta fundacional, el pueblo del Valle de El Carrizal de Nuestra Señora de Guadalupe, fue fundado el 07 de Septiembre de 1723, en las extensas tierras donadas por los hermanos Pedro y Juan de la Colina y Peredo. Pronto, juntos construyeron la ermita para cuidar y custodiar el precioso Lienzo de la madre celestial.

El 12 de Diciembre de 1928, el Papa Pío XI, por petición de Monseñor Lucas Guillermo Castillo (1922-1939), proclama a la Virgen de Guadalupe Celestial Patrona de la Diócesis de Coro, la cual comprendía todo el estado Falcón. El 12 de Febrero de 1984, a través de un proceso de acercamiento y diálogo, Monseñor Ramón Ovidio Pérez Morales (1980-1993) unido al Presbítero

Alejandro Cerviño, restituye a la administración diocesana a la ermita de El Carrizal, la cual estaba en manos de devotos particulares desde el año 1912. Para el 12 de Diciembre de 1984, el Presbítero Julio German Urrego Montoya, organizó la primera marcha de la fe, que desde la ciudad mariana de Coro moviliza a miles y miles de Peregrinos de la Mano de Santa María de Guadalupe hasta El Carrizal. En el año de 1992, el 01 de Diciembre, posterior a la restauración completa de la ermita, se celebró la consagración del templo, y el 12 de diciembre, gracias a la petición de Monseñor Ramón Ovidio Pérez Morales, se coronó canónicamente la sagrada imagen de la morenita de El Carrizal por orden y mandato del Santo Padre, el Papa Juan Pablo II. Con ello, bajo el gobierno episcopal de Monseñor Roberto Lückert León (1993- 2016) la ermita de El Carrizal fue elevada a Santuario Diocesano el 12 de diciembre de 1994. También, la Conferencia Episcopal Venezolana, el 07 de Julio del año 2008, le decreta como Santuario Mariano Nacional de Venezuela.

Además, el Santo Padre Benedicto XVI concede mediante decreto emitido el 06 de noviembre del año 2008, que el templo de El Carrizal sea elevado a Sacro Santa Basílica Menor de Nuestra Señora de Guadalupe. Actualmente, bajo el Pastoreo de Monseñor Mariano José Parra Sandoval (2017), siendo rector del Santuario el Presbítero Arling Ramón Moreno Yores, el Consejo Legislativo el estado Falcón, declara y a su vez, el Ejecutivo Regional decreta a Santa María de Guadalupe y a su Santuario, Patrimonio Religioso Cultural del estado Falcón.

 

 

Una fe inquebrantable del pueblo falconiano…

 

Es sorprendente en todos los sectores sociales el fervor por las fiestas guadalupanas. Desde pescadores, hasta humildes capillas de poblaciones y caseríos se visten de colores, estallan cohetes y colocan

música alusiva a la Virgen de Guadalupe. Impresiona ver el sacrificio de cientos de jóvenes, que en el lapso de la festividad se organizan y se suman a la celebración con la más ferviente actitud de amor por Santa María de Guadalupe. Otros hasta descalzos, como una muestra de agradecimiento por un favor recibido, o como una súplica confiada ante tantos problemas que viven los más necesitados. Pero su amor les impulsa y no se detienen, contagian con su devoción.

En octubre de 1970, el Papa Pablo VI se dirigió a los mexicanos: “La devoción a la Virgen Santísima de Guadalupe debe ser para todos vosotros una constante y particular exigencia de auténtica renovación cristiana. La corona que ella espera de todos vosotros no es tanto una corona material, sino una preciosa corona espiritual, formada por un profundo amor a Cristo y por un sincero amor a todos los hombres: los dos mandamientos que resumen el mensaje”.

En primer lugar, pide que se de Cristo el centro y la cumbre de toda la vida cristiana. Ella misma se oculta, con suprema humildad, para que la figura de su hijo aparezca a los hombres con todo su incomparable fulgor. Por eso, la misma devoción mariana alcanza su plenitud y su expresión más exacta cuando es un camino hacia el señor y dirige todo el amor hacia él, como ella supo hacerlo.

Pero además, y precisamente porque amaba tan entrañablemente a cristo, ella cumplió cabalmente ese segundo mandamiento que debe ser la norma de todas las relaciones humanas: el amor al prójimo. Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura, o la oportunidad de un trabajo honorable y justamente remunerado; no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones, y

mientras una parte de la humanidad siga estando marginada de las ventajas de la civilización y del progreso. Por este motivo, en esta fiesta, se exhorta de corazón a dar a vuestra vida cristiana un marcado sentido social, que haga estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos para el progreso y en todas las iniciativas para mejorar la situación de los que sufren necesidad. Ver en cada hombre un hermano, y en cada hermano a cristo, de manera que el amor a Dios y el amor al prójimo se unan en un mismo amor, vivo y operante, que es lo único que puede redimir las miserias del mundo, renovándolo en su raíz más honda: el corazón del hombre.

A partir del primero de mayo de 1723, con la fundación del pueblo de El Carrizal y su anexo Guaibacoa, se le da inicio a la construcción de esos dos poblados que fomentarían en adelante la fe católica.

Es importante resaltar, que de acuerdo a los aportes suministrados por el cronista del municipio Colina, Doctor Héctor Luis Ramos, al organizar el caserío y fomentar la devoción Guadalupana en estos poblados, hizo inevitable la representación de lo intangible, ya que el humano en sus momentos de incertidumbre o de necesidad ha requerido materializar y hacer visible la divinidad como punto de apoyo.

En consecuencia, nuestra señora de Guadalupe cambiaría la asignación geográfica del Tepeyac por El Carrizal, vecindario que serviría de morada en la provincia de Venezuela, ya que habían pasado 192 años desde su materialización en México, para iniciar una devoción desconocida por algunos poblados de la provincia de Venezuela y de lo que en adelante sería la posesión de Taratara-Carrizal, lugar donde se radicalizaría la práctica de la fe devocional Guadalupana.

“La devoción a la Virgen de Guadalupe es una práctica nueva para el siglo

XVIII en la provincia de Venezuela, fue en 1723 cuando el padre Pedro de

Sangronis funda el pueblo de nuestra señora de Guadalupe de El Carrizal para inmediato al pueblo de Barlovento bajo el patronazgo de la Virgen de Guadalupe, a partir de este momento comienza una ascendente veneración a la virgen morena, traspalándose a los pueblos cercanos, para así cruzar la frontera del estado. De esta manera la mariología Guadalupana es parte de nuestra vida diaria”, expresó Ramos.

Entre tanto Luis Gómez, funcionario policial, guardia y custodia, con 17 años al servicio de la Basílica de El Carrizal, para los falconianos ser guadalupano es algo esencial: “Ya son 300 años del hallazgo del lienzo de nuestra madre María de Guadalupe, un hecho donde los protagonistas fueron los indígenas caquetios que para el momento habitaban el valle de El Carrizal. Es una historia hermosa que ha pasado de generación en generación y gracias a nuestros antepasados la hemos conservado, hoy es parte del acervo histórico de Falcón y Venezuela. Es un honor haber crecido junto a la virgen de Guadalupe, le estaré eternamente agradecido por tener salud y poder ver la luz del día para seguir luchando y trabajando.

Monseñor Mariano José Parra Sandoval, Arzobispo de la Arquidiócesis de Coro durante la homilía de la solemne eucaristía de la bajada de la Virgen de Guadalupe de El Carrizal, que dio inicio a la celebración de esta fiesta tricentenaria, realizada el 13 de febrero del presente año, indicó que Dios ha puesto su amor misericordioso en el estado Falcón.

“A través del hallazgo del lienzo de nuestra señora de Guadalupe en las costas de Muaco, en el estado Falcón representa la presencia de María, la madre querida que Jesús nos dejó en el árbol de la cruz, una madre que nos quiere y ama… Prosiguió el pastor de la iglesia en la región: “Durante

300 años ha ido creciendo poco a poco en el pueblo falconiano ese sentimiento y veneración especial a esta morenita de El Carrizal se ha ido cada día más y más acrecentando, sumado a la piedad y veneración amorosa del pueblo falconiano con nuestra señora de Guadalupe y al mismo tiempo, hemos visto a través de la historia de este estado que la presencia de María bajo la advocación de Guadalupe les ha ayudado a crecer en su fe, en el conocimiento de su hijo Jesús, por eso estamos alegres y celebramos con júbilo y gran espíritu de agradecimiento a ese regalo que Dios nos ha dado con los 300 años del hallazgo del lienzo de la virgen de Guadalupe en Falcón”.

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